miércoles, 27 de abril de 2011

Mundo paparazzi y prensa rosa

1 de septiembre, 2008.
Lorea Palacios Urquiola
Artículo Publicado en la Revista Etcétera.

Mundo paparazzi y prensa rosa

La prensa rosa ocupa cada vez espacios más amplios. Ofrece voraz la vida privada de celebridades , lo mismo con sesiones fotográficas de estudio pagadas, que con imágenes y videos obtenidos a través de métodos sumamente cuestionables; el único criterio que considera es el escándalo, y cuanto mayor sea éste, mejor. ¿Hay un periodismo de espectáculos de calidad? Sí. ¿Es posible? También. etcétera ofrece esta ventana al mundo no tan rosa y más bien amarillo de la prensa del corazón.

Todos los que compran revistas de espectáculos y deciden entretenerse conociendo los pormenores de la vida de los famosos, están ayudando a crear y mantener emporios millonarios en los que gana la revista, los paparazzi, el anunciante, el famoso, pero no el lector: él no percibe un sólo centavo, a él sólo le quedan las ilusiones y las cosas abstractas. Negociar con la esperanza ha resultado muy redituable. La historia lo demuestra: como humanos, tendemos a depositar la fe en algo o alguien y tenemos la capacidad de admirar. Es por ello que fábricas de entretenimiento como TV Notas y TV y Novelas no han perdido tiempo en explotar estos delicados detalles.

Venden muy bien la vida inalcanzable, el cuento rosa y el futuro perfecto de famosos bellos, ricos y exitosos. En pocas palabras, estas revistas, como muchas otras, lucran con la proyección de los sueños de los lectores que admiran y anhelan ser como las celebridades y disfrutan fantaseando a través de sus vidas. El concepto de admirar o idolatrar a políticos, artistas o monarcas que continúan generando miles de millones en ganancias se seguirá vendiendo sin problema; sin embargo, desde hace poco una nueva posibilidad y fuente de ingresos ha brotado: los paparazzi han descubierto que pasar a un enfoque más realista, mordaz y crudo donde sorpresivamente, estar en el lugar y el momento correctos para conseguir una fotografía que proyecte a los famosos con tintes más carnales y mortales, causa sensación.

Ahora la diversión radica en encontrar los deslices de las celebridades, conocer los detalles de su vida privada, sacar a la luz sus secretos y en cuestión de amor, que sigue teniendo el mayor peso en ventas, se pasó de desearles lo mejor a la pareja y envidiar sus matrimonios, a apostar cuánto tiempo durará la relación, cuándo se divorciarán y quién engañará a quién. En resumen, los paparazzi comprendieron que al lector le gusta descubrir que su ídolo también comete errores y que sus vidas se parecen.

Sea como sea, las dos opciones venden y cada día generan más; cada vez aparecen más revistas y pululan más paparazzi; han aumentado las notas que se basan en rumores y no en investigaciones, y lo peor es que cada día se publican más fotos y menos letras. El problema es grave porque todo se mide de forma subjetiva. Pero, ¿esa información es relevante, interesante o necesaria para vivir día a día?

Tirajes como el de TV Notas, con 580 mil ejemplares semanales, podrían inclinar la balanza a que es vital. Los anunciantes que invierten mínimo 196 mil pesos en TV y Novelas demuestran con ganancias que es relevante publicitarse. Los famosos como Thalía, que otorgan exclusivas de su embarazo por 500 mil dólares a la revista ¡Hola!, encuentran un modo interesante de cubrir los gastos médicos. A los paparazzi que venden por 90 mil pesos fotos de Jennifer López y Marc Anthony en Tenerife, les soluciona el problema de la renta, mientras que a las empresas como Agencia México, les permite darse el lujo de tener una página Web donde sus clientes, después de registrarse como usuarios, pueden utilizar un carrito de compra y adquirir fotos y paquetes.

Pero todo esto es relativamente nuevo. En México la transición del entretenimiento nació el 22 de enero de 1996, cuando Ventaneando, de TV Azteca, nos presentó una opción interesante al aprovechar la competencia y enfrentar a Televisa, quien gozaba de mucho poder y todo lo que se decía de ella y sus productos era bueno o promocional. Los conductores de Ventaneando comenzaron señalando tanto los errores de los de enfrente, como los propios, y el método funcionó: el público se interesó y el rating subió. Se puede decir que el enfoque de este programa de chismes no sólo abrió la posibilidad de criticar a los medios, también ayudó a que se cuidaran, o en algunos casos, mejoraran los contenidos de entretenimiento y propició una competencia interminable que dio cabida y trabajo a los paparazzi mexicanos.

Jessica Sáenz Arelle, periodista de espectáculos, trabajó con Patricia Chapoy y vivió de cerca esta transformación mediática que impulsó lo que hoy en día consumimos a nivel espectáculos. Conoce el medio, ha trabajado con y para él desde hace muchos años. Ella es un paparazzo capaz de registrarse como paciente del mismo ginecólogo de Araceli Arámbula, con el fin de tomar fotografías del consultorio y encontrar detalles para la nota. También vivió en Los Angeles durante un mes en busca de información al respecto y terminó por disfrazarse de embarazada el día que nació el primogénito de Luis Miguel, el famoso que más dinero y trabajo otorga a los paparazzi mexicanos.

Para Jessica, este oficio es muy redituable y divertido, pero muy complicado y competitivo. Un paparazzo tiene que estar dispuesto a soportar horas, días o meses de guardia por cubrir una nota, a sabiendas que tendrá que sacrificar la vida personal por la laboral. También deberá formarse con tiempo, dedicación y concentración para lograr mediar su curiosidad, pasión y corazón de detective.

Ella entiende que existe un hilo muy delgado entre invadir o no la privacidad, pero tiene claro, por principios y valores, que si un famoso se encuentra en un lugar público y está expuesto a la gente, también se expone a las cámaras y, ni modo, igual sucede con quien no es famoso.

Cuando estés en la calle, cuídate;
pero cuando estés en tu casa, no tienes por qué.


El caso de las fotografías de Bárbara Mori y José María Torre, donde supuestamente aparecen fumando marihuana en la sala de su casa, capturadas por un paparazzo desde la residencia del vecino de los artistas, le resultó nefasto, al grado de considerar que el reportero cometió un delito: Bárbara estaba en su casa y es un lugar privado.

En este trabajo, no puedes permitir que te ubiquen lo peor es presentarte con la cámara y el lente charoleando, lo ideal es pasar desapercibido pero, ¿es justo y ético vivir escondido y tomar por sorpresa al artista? Hoy en día, muchos paparazzi se quejan cuando los famosos se esconden, pero, a decir verdad, ellos comenzaron este juego de policías y ladrones:

Debe ser molesto (tener cámaras todo el día detrás de uno) pero es el precio de la fama. Hay cosas muy buenas y también muy incómodas, yo creo que es también el ego de la figura pública que le encanta que la gente pague mil pesos para oírlo cantar una hora y aplaudirle todo lo que haga en el Auditorio, pero el día que sale a la calle y le pidan un autógrafo o una entrevista, debe responder. Esto es como el precio de la langosta en el mercado: si hubiera langostas por todos lados y se dieran muchísimas langostas, sería baratísima, y en vez de vender latas de atún, se venderían latas de langosta. Ahora, ¿qué pasa con los artistas entre más se esconden y menos hablan con la prensa? Pues una nota suya es la novedad, y están todos detrás de él. Pero también hay artistas que te dicen ¿sabes qué? hoy no, vengo despintada, mejor la próxima semana.

Todo está en saber negociar: es un trabajo en el que estamos juntos artistas y periodistas y hay que hacerlo de la mejor manera posible.


Se entiende la teoría, pero la práctica es diferente, y Jessica Sáenz lo sabe, porque una vez se disfrazó de secretaria para conocer las declaraciones de Juan Gabriel ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, cuando éste había pedido de la manera más atenta que los medios no intervinieran, pues era un asunto privado.

Para Jessica, la obligación de un paparazzo es informar sin poner en riesgo su vida ni la de los famosos. Ella no ha escuchado de ningún colega que haya muerto laborando, pero sí conoce a compañeros del gremio que terminaron en accidentes automovilísticos por no respetar semáforos o por colarse en un convoy de seguridad de alguna celebridad.

Pero la realidad es otra y es por ello que hoy en día continúa el debate acerca de si fue la necedad de los reporteros lo que causó la muerte de la Princesa de Gales, aunque el jurado encargado del caso haya dictaminado que la conducción negligente del chofer y la presión de los paparazzi fue lo que ocasionó el accidente.

Lady Di tenía paparazzi destinados a su persona: hombres que vivían y se mantenían de seguir sus pasos y capturar sus gestos. Aquí en México todavía no se tienen reporteros contratados para obtener fotografías de un famoso en particular, aún no se ha llegado a esos extremos, porque aquí apenas está desatándose el acoso fotográfico.

Con todo, la tendencia pareciera indicar que hay que prepararse, inclusive acostumbrarse, porque ahora, además de los reporteros oficiales que ya son bastantes la tecnología de los celulares motiva a muchísimas personas a jugar al paparazzi y enviar todos sus descubrimientos a las revistas o programas de televisión: Hay que portarse bien dice Jessica no es Big Brother, pero hay un mundo que nos vigila.

Las cosas tampoco son tan fáciles: las fotografías de paparazzi son muy caras porque mantienen una calidad y hay que pagar los equipos y los viáticos. Obviamente, el precio sigue siendo sobreestimado, pero la calidad cuenta. Para vender una foto, primero se pondera la importancia de la nota y del artista, e inmediatamente, la calidad de la imagen. Otra de las cosas que hay que considerar cuando se compra una foto, es la veracidad de la historia. Muchos paparazzi independientes, y también agencias, se valen de diversas mañas para vender su trabajo. El truco más utilizado es fotografiar a dos famosos saludándose y aprovechar la ilusión óptica de la inclinación y el abrazo para vender un beso. Por eso, siempre se debe investigar y, antes de comprar, preguntar todos los detalles y datos relevantes que sucedieron antes y después de tomar la foto, o de plano, comprarles el paquete fotográfico, porque siempre hay continuación, y en ella, se entiende el contexto real de la situación. Cuenta Jessica:

Hace poco querían vendernos las fotos de Aarón Díaz con una supuesta novia, con la que estaba sentado muy de cerca, pero resultó que al comprar todo el paquete, descubrías que el artista estaba sentado en una mesa de seis amigos y que si estaba cerca de la niña era porque la mesa era pequeña.

La gente sigue creyendo fervientemente en las fotografías y la popular frase una imagen vale más que mil palabras sigue escuchándose, pero hay que entender que en las fotos también hay censura y que la fotografía será tomada desde el ángulo que al reportero le convenga. Tampoco podemos olvidarnos de Photoshop, el programa que ha venido a ajustar muchos detalles. Sin embargo, la fotografía sigue vendiendo más.

Una foto tiene mayor permanencia: ahí está la foto; el video lo ves y al rato lo quitan, con suerte lo suben a YouTube, pero la foto es de por vida.

Lo que es indiscutible es que las fotografías no son fáciles de capturar: requieren paciencia, contactos, dinero y muchísima suerte. Para poder realizar el trabajo y tener cubiertas todas las áreas posibles, los paparazzi se apoyan en recepcionistas de hoteles o spas, meseros y personal de valet parking. éstos últimos han resultado muy eficientes y Jessica Sáenz no dudaría que las agencias quienes más contactos requieren en vez de darle propinas, les terminen dando cursos de fotografía para ahorrar tiempo y no perder ocasiones.

Uno de los inconvenientes de este trabajo es que en el país en que vivimos y con la inseguridad que nos rodea, las guardias de paparazzi se intentan realizar, por lo menos, en pareja. Es lo que se recomienda cuando son investigaciones de mucho tiempo no vaya a ser que estamos secuestrados y la gente piense que estemos de guardia obviamente, es más cómodo un equipo, porque así dividen las tareas y se turnan los horarios, pero mientras más, también es un problema y es una arma de doble filo, como hay dinero de por medio, es muy difícil.

Si un equipo fue tras la nota, el sueldo no es igual para todos: gana más quien logró la foto. Indiscutiblemente, no tienen tiempo de registrarlas y pensar siquiera en los derechos de autor, quien la firma es el dueño o, en todo caso, le pertenece a la revista que pagó los viáticos, entregó el equipo y ordenó al reportero tomarla. Quien carga con toda la responsabilidad de lo publicado es el editor.

Y aquí encontramos a otro personaje que ha ganado mucho poder y fama en México.
Habrá gente que no es ética en los dos bandos, pero si pudiéramos trabajar de una mejor manera prensa y artista, las cosas fluirían mejor.

Por los comentarios de los famosos asegura Jessica existen editores que los han chantajeado con hacer públicas fotos muy privadas, pero no se atreven a delatarlos: Digamos que es un secreto a voces, la gente sabe quién es quién pero no muchos se atreven a dar alguna declaración que el día de mañana le vaya a costar más . Tanto su propia carrera, como la de algún editor, podría acabar en ese momento.

Las negociaciones entre editores y celebridades no son monetarias: al final, el tiraje y la publicidad pagan mucho más de lo que podría pagar un artista por ocultar información. Lo que se estila es hablar con los famosos antes de publicar fotos reveladoras y, a cambio de guardarlas, se negocian exclusivas de bodas, embarazos, divorcios o presentaciones.

Se podría decir que los editores valen más por lo que callan que por lo que publican, pero, finalmente, hoy en día, según Jessica, se divulga más de lo que se guarda: Generalmente todo cae por su propio peso y, por una u otra cosa, salen las verdades. Como la paternidad de los hijos de érika Buenfil y Edith González: era un secreto a voces y terminó saliendo.

Definitivamente, los editores gozan de mucho poder, pero esto va ligado a la responsabilidad y, generalmente, deben decidir entre el rating o la destrucción de una persona o familia. Para ello deben actuar con ética; sin embargo, eso no sucedió cuando el antiguo editor de TV y Novelas decidió publicar fotografías del cadáver de Ernesto Alonso.
Entre las declaraciones que suponían un fotomontaje, las que aseguraban su veracidad o las que proporcionaban los amigos del Señor Telenovela furiosos, la revista vendió cuanto quiso y, después, al ver la indignación de la gente, se retractó y ofreció disculpas... y también ese número se vendió como pan caliente.

Al final todo suma, y Editorial Televisa, que maneja más de 82 títulos en 19 países, donde se publicaron las fotos, fue criticada y vino la retractación. Ganó de lo lindo. Así funciona siempre, y si llegan a salir demandados, no hay algún problema: con la publicidad, la gestoría de abogados y daños a la moral, están cubiertos por anticipado.

La información es algo muy valioso pero es un arma muy peligrosa: puedes destruir vidas... y, bueno, yo soy de la idea de que todo eso es karma y se les regresará algún día.


Desafortunadamente, en este medio en el que existe tanto dinero de por medio, la moral, la ética, y el profesionalismo, deberían brillar por su presencia y no por su ausencia como sucede hoy en día en la mayoría de las revistas mexicanas de espectáculos. No todas las personas que trabajan como reporteros tienen vocación o estudiaron para tal, quizá tuvieron la suerte de estar en el momento correcto y en lugar preciso.

Jessica Sáenz se enfada si le hablas de exclusivas: Es muy injusto, porque cuando los artistas quieren promocionar su obra de teatro, disco o proyecto, nos piden a los medios que les echemos la mano y después van y le venden la exclusiva a uno.

Pero seamos honestos, los artistas deben de estar hartos, si de todas formas, después de tener un hijo o antes de casarse, los medios los van a acosar y no los van a dejar tranquilos ni un solo instante por conseguir información y fotografías. Si alguien va a sacar provecho económico de su nombre, con la venta de exclusivas, por lo menos garantizan que sus nombres estén incluidos en la lista de pagos, sin tumultos, con cita programada, fotos posadas y tranquilidad.

Hay famosos que piden por adelantado las preguntas y exigen ver el reportaje antes de ser publicado, actitudes que prostituyen el trabajo periodístico. Lo cierto es que los reporteros se han ganado esas exigencias: si no publicaran tantas mentiras o no basaran sus reportajes en rumores, las cosas serían distintas.

Fundamentadas o no considera Jessica las fotografías y los escasos enunciados que las acompañan ayudan a los famosos a permanecer vigentes. A los artistas les conviene que se hable de ellos, mal o bien, pero que se hable. Habrá gente que tiene carreras impecables pero se han quedado en el olvido porque nadie habla de ellos.

Por eso muchas veces sus familiares o su manager cuelan información relevante.

Por supuesto, con tanto material que ofrecen revistas como Caras, Quién, ¡Hola!, TV Notas, TV y Novelas y otras, se han dado casos en que las celebridades las han contactado para que les envíen copia de las fotos publicadas a título personal, para el álbum familiar. De hecho hay algunas que antes de que se las pidan, las envían como obsequio.

También existen otros, mafiosos, políticos o también artistas, que se niegan a exponerse, y están dispuestos a tomar medidas extremas: sucedió que, en un restaurante de Satélite, los meseros pidieron a todos los comensales que les entregaran sus celulares mientras permanecían ahí; por supuesto, aseguraban que si alguien los llamaba, ellos mismos los buscarían y podrían atender. Después de un tiempo reaparecieron los meseros para regresar cada celular y ofrecer una disculpa con la cuenta pagada por el personaje que deseaba privacidad.

Al respecto, Jessica Sáenz comenta: Qué flojera, si no quieres que nadie te vea y te saque fotos, pide comida a tu casa. Tienen cola que les pisen: el que nada debe, nada teme.

Nos guste o no, el espectáculo es parte del ser humano, no podemos pedir que desaparezca y, por como están las cosas, los paparazzi no se esfumarán: todavía les quedan muchos años de trabajo, esto apenas empieza. Lo ideal sería que este tipo de entretenimiento no se consumiera, pero tengamos en cuenta que este rubro de revistas son de lo más vendido en México. Sin embargo, sí debemos exigir más calidad o nuevos enfoques dentro de esta cultura escandalosa y burda, que sea la publicación de menos fotos y más letras: eso ayudaría en algo a la desastrosa cifra de 2.9 libros leídos al año por un mexicano.